domingo, 22 de junio de 2014

7 MANDILES EN BUSCA DE UN MASÓN. por un M.·.M.·. de la R.·. L.·. Renovación 333


A.·. L.·.G.·.D.·. G.·. A.·.D.·.U.·.
LIB.·.IGU.·.FRAT.·.

O.·. de Bs. As. 7 de mayo 2014  (e.: v.:)

V.·.M.·. y QQ.·.HH.·. todos:

Luigi Pirandello, el creador del teatro moderno, escribió “6 personajes en busca de un autor”. Perdidos en un escenario porque el autor no escribió la obra, le piden al director que los escuche.
La masonería se comunica por símbolos. Estos no tienen un solo código de interpretación. Si así lo fuera, perderían la necesaria contingencia entre el símbolo y lo simbolizado. La cadena de unión, que entiendo es uno de los símbolos fundantes de nuestra hermandad, admite además del sentido que en la tenida de iniciación se explica, otros sentidos de acuerdos a los tiempos y a las costumbres. Los símbolos en la masonería son, para decirlo de alguna manera, algo vivo, que late en los tiempos históricos y sociales.
A mi criterio, el símbolo que propongo son los 7 mandiles que buscan un masón. Muchas veces hemos señalado, con cierta tristeza al menos en mi caso, que hay masones sin mandil. Personas que por sus virtudes morales e intelectuales, mucho podrían aportar a la construcción del templo de la sabiduría, la justicia y la fraternidad. Por distintas circunstancias, nunca se acercarán a pedir la entrada a nuestros talleres. Me parece importante pensar cuales pueden ser esas razones. Es una forma de ahondar aun más en nuestros augustos misterios. Sin embargo, hay por lo menos una razón que no encierra ningún misterio. La sociedad profana en su mayoría, silenciosa o ruidosa según circunstancias, no le interesa ningún tipo de luz. Lo que yo llamo la cultura represora, hegemónica en la actualidad de nuestra cultura, deslumbra pero no alumbra. El consumismo feroz, que nada tiene que ver con el consumo, mas bien es su opuesto, nos transforma a todos y todas en mercancías. De ciudadanos a consumidores, de consumidores a contribuyentes. Degradación del sujeto en aras de los altares del capitalismo financiero, que por serio es letalmente peligroso. 
Reunirse durante dos horas a reflexionar, a pensar, a no hacer, resulta inaudito. Cuántas veces nos preguntan: ¿pero qué hacen en las reuniones? El hacer, incluso el mas inútil, incluso el mas perjudicial, tiene su prestigio. A nuestro Ilustre y Poderoso hermano en el O.·. E.·. Domingo Faustino Sarmiento se le atribuye la frase: “las cosas hay que hacerlas, aunque sea mal, pero hacerlas”. No solamente en esta frase, en cosas aún mas graves, discrepo fraternalmente. Las cosas que se hacen mal hacen mucho mas daño que las que no se hacen. En Medicina esto se llama iatrogenia o malapraxis, que no es lo mismo, pero se le parece bastante. Los masones, tal como yo lo entiendo, privilegian el ser al hacer. ¿Qué hacen en las tenidas? Yo respondo: tratamos de ser…Ser cada vez mas justos, mas libres, mas sabios, mas valientes, mas humildes, mas fraternos, mas bondadosos, mas tolerantes. Y de lograrlo, entonces el hacer tiene una potencia que desafía montañas. He dicho en ocasión del 27 Seminario de Formación Teológica que la fé es otro de los nombres del deseo. Y no hay masón sin deseo de seguir siendo masón. La vigencia de ese deseo se verifica en cada tenida. En la asistencia y en la insistencia. El deseo es la insistencia en ser masón. Si en el primer grado de la masonería todos somos aprendices, toda cámara de primer grado tiene para mí el sentido de una cámara de reflexiones. Reflexiones íntimas y profundas. Y ahora si, porque hemos recibido el privilegio masónico de la luz, reflexiones que podemos compartir con nuestros hermanos. Como profanos, estuvimos solos en la cámara de reflexiones. Como masones, seguimos en la cámara de reflexiones, pero ahora sostenidos dulcemente por los otros hermanos. El G.·.A.·.D.·.U.·. sabe que yo he tenido un privilegio mayor aún. He compartido con mi padre y con mi hijo la fraternidad a la que la Orden nos convoca. Mi padre, cuyo nombre simbólico era Claude Bernard me decoró con el mandil del p.·. g.·. Hice lo propio con mi hijo. Y puedo decir que yo también tengo un sueño. Que en una tenida del futuro, mi hermano en masonería Federico decore a su hijo para una continuidad transgeneracional de la cadena de unión.
Creo que debemos trabajar muy fuerte y muy sinceramente, para que esos 7 mandiles encuentren a los profanos que, iniciación mediante, puedan con ellos ser decorados. Nuestro enemigo histórico, que no en vano nos excomulgó, la Iglesia de Roma, gestó de sus entrañas la teología de la liberación. Son centenares los mártires por haber luchado en la opción por los pobres. Desde Monseñor Romero hasta nuestro obispo Angelelli. Deseo que esos 7 mandiles encuentren también a profanos pobres a los que no se los debe privar de conocer nuestra luz. La opción por los pobres no es la opción por la pobreza. Es la opción que permite construir otra forma de riqueza. Pobres son los que solo tienen dinero. La masonería implica otra forma de riqueza. De lo contrario, no necesitaría ningún Templo. Deseo que la miseria profana no sea obstáculo para que esos mandiles encuentren a 7 masones, setenta veces siete, y mas también. 

Recibid el triple abrazo fraternal. 

R.·. H.·.   Cyrano de Bergerac  (A.:G.:)

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