jueves, 26 de junio de 2014

EL CIELO: EL ESPEJO DE NUESTROS ECOS Plancha trazada por Sandro M.·.M.·. de la R.·.L.·. Renovación 333



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

O.·.d.·.Bs.·.As.·.19 de Agosto de 2009, (e.·.v.·.)

V.·.M.·. y QQ.HH.·. todos:

EL CIELO: EL ESPEJO DE NUESTROS ECOS


Cuando fui iniciado, despojado de las vendas que cubrían mis ojos, me encontré sin poder soportar una luz muy fuerte(1), y hoy, por buena fortuna, aún como todo aprendiz masón en el derrotero arduo que es la vida, estoy en la misma situación, ubicado de momento en silencio, al septentrión del templo, que como todos sabemos, representa simbólicamente la zona menos iluminada. 
Así las cosas, en soledad, me permito mirar detenidamente nuestro cielo, representado en el techo de este y muchos otros talleres, mientras repercute también simbólicamente en mis oídos, el eco próximo que es batalla entre metal y piedra, despojo lento de asperezas que encarcelan a la roca que es mi propio ser. 
Y entre golpe y golpe simbólico, se me ocurre pensar en esta oportunidad, que de zenit a nadir, sobre nuestras cabezas pende el gran juego de dominó astronómico(2), el mismo que me ha embriagado desde siempre, y que hoy incólume me vuelvo a encontrar.
El mismo cielo estrellado, que hoy se me representa como conjunto infinito de símbolos que reflejan un mundo inmaterial, accesible –estimo– solo con la sumatoria también infinita de los ecos que despiden el cincel, el mazo y la piedra, porque como escribía Borges: “Hasta los sonidos irracionales del globo deben ser otras tantas álgebras y lenguajes que de algún modo tiene sus llaves correspondientes, su severa gramática y sintaxis, y así las mínimas cosas del universo pueden ser espejos secretos de las mayores.”.(3) 
Y entre ecos que aturden y enriquecen a la vez, imagino el firmamento estrellado, esa aglomeración lejana de puntos luminosos, como viajeros de tiempos remotos, cuerpos celestes que débilmente iluminan nuestras almas y las maravillan. Testigos mudos que narran con fuego los destinos de los hombres, trinidad que importa por un lado la obra perfecta de los Dioses, su morada y también a los mismos Dioses.
Este Universo en orden, tan lejano y tan próximo, que se asoma a los ojos de todos los mortales, hoy es para mi como iniciado, una solución de continuidad a la línea del mundo profano y desacralizado que se detiene receloso ante BOAZ y JAKIN(4) y más allá de las propias puertas del templo.
Mirando la cúpula celeste, bóveda de piedra que es techo del templo y de mis pensamientos, busco absorber los misterios que representan esos Dioses, porque nuestros cielos vistos desde el templo son el espejo de nuestras almas. Nosotros somos los Dioses, porque los Dioses moran en nosotros. 
Los actos de la vida son el eco que repercute en la eternidad y el cielo como un espejo los refleja, mientras se consume nuestra existencia de mortales.

Y por ahora es todo V.·.M.·.


(1) OSWALD WIRTH, El libro del aprendiz p. 89/90.
(2) PINK FLOYD, Astronomy Domine, álbum The Piper At The Gates of Dawn, letra/Música: Syd Barrett, no creo personalmente que el autor utilice la metáfora en el mismo sentido que aquí usado (RCS). 
(3) Jorge Luis Borges, Otras inquisiciones, "El espejo de los enigmas” (cita de otro autor). Buenos Aires, 1952.
(4) 1. Reyes, Capítulo 7, versículo 21:“Y procedió a erigir las columnas que pertenecían al pórtico del templo. De modo que erigió la columna de la mano derecha y la llamó por nombre Jakin, y luego erigió la columna izquierda y la llamó por nombre Boaz.”.


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